miércoles, mayo 31, 2006

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Excusas y religiones

Estar en el momento justo, en el lugar justo...
Cristianismo: resulta que mi prima Silvia quedó embarazada cuando tenía 16 años, y le perjuró a los viejos que todo era una confusión, que era virgen, que había milagro divino, que el Mesías estaba entre nosotros. Lástima que ese cuento tenía 2000 años, y lo había inventado una tal María. Conocedores de la artimaña, los padres fueron a punta de cañón hasta la casa del Rubén (pronunciar Ruben) a decirle que se haga cargo del pibe, so pena de dejarlo en manos de una pandilla de punkies llenos de hojas de afeitar y heroína.
Budismo: Mbumbate Mbembé descubrió que todo es una reverenda mierda, que hay que liberarse del dolor (Nirvana, le puso el quía) y se dedicó a comer arroz todos los días y a decir incoherencias entre sus semejantes. Una pena que viviera en Somalía, donde el arroz es un lujo para unos pocos, se delira tan sólo de hambre, y que Kurt Cobain haya estrellado su guitarra contra un Marshall en MTV usando el nombre de Nirvana, y como estaba tan al pedo se metió un tiro y dejó un lindo unplugged, una viuda y legión de imitadores.
Islam: Alberto Gómez entró al Palais de Glace una mañana de otoño del 2001 y con una escoba empezó a romper todas las esculturas de la colección expositora de turno. Se creyó un héroe, un revolucionario, un destructor de ídolos, como Mahoma. La diferencia radica en que Mahoma destruyó los ídolos de la Kaaba 1400 años antes y que como sus seguidores vieron que el negocio daba réditos, ahora miraban con deseo las Twin Towers, sensiblemente más grandes que un par de estatuas de porquería.
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